martes, 25 de enero de 2011

La Transición del siglo XXI
Elecciones generales españolas de 2012: Un nuevo capítulo del espejismo de la democracia.
Nos encontramos cerca de las nuevas elecciones generales españolas y la incertidumbre política de los ciudadanos se ve crispada como nunca se había visto en más de treinta años de democracia. Todo el mundo sabe que estaremos cuatro años más, gobernados por ineptos, corruptos y delincuentes. Todos sabemos, que seguiremos siendo estafados, engañados y humillados por una clase política que se ríe de todo un país en su cara. Votemos a quien votemos nada va a mejorar.

De ahí surge esa impotencia política que consume toda la población de un país. Nada va a mejorar con nuestros votos, por el simple hecho de que estos carecen de valor. El único valor del tan ansiado sufragio universal en este país, es la sensación de democracia, la sensación de que somos dueños de nuestro futuro, y de que nadie decide por nosotros. Pero desde hace un tiempo hasta ahora, empieza a ser un secreto a voces el que, el sistema electoral de este país no está basado en los intereses del pueblo, sino en los de la clase política.

Entonces, ¿Qué podemos hacer? Librar una batalla contra este sector de la sociedad y todo lo que tiene que ver con él. Y para ello contamos con una gran ventaja. Decisiva en la mayoría de las batallas. Superioridad numérica. Somos más. La unión hace la fuerza.

No es de ser ningún valiente o arriesgado asegurar que las siguientes elecciones las va a ganar el Partido Popular. Como buen sistema electoral bipartidista que se precie, así ha de ser. Los más acérrimos a las políticas de derechas no os hagáis demasiadas ilusiones. Las ideologías desaparecieron hace mucho tiempo. El barómetro de derecha o izquierda lo marca el dinero.

Es por ello, que debemos hacer algo. Algo que despierte a las masas de su largo letargo, hacernos escuchar, hacer que nos oigan bien fuerte, gritar que no queremos un sistema tan injusto. Queremos democracia real, no un mero sucedáneo de ella. La tierra es de la gente, y la gente la ha de gobernar y de esta forma gobernarse a sí misma por intereses humanos, y no políticos y/o capitalistas.




Tenemos que hacernos escuchar en las próximas elecciones. Tenemos una oportunidad única y no podemos derrocharla. Para ello contamos con varias posibilidades.


·         Abstención del voto: La abstención del voto, aunque pueda parecer una buena forma de no entrar al juego político, no es viable si queremos dejar de ser ninguneados y ser escuchados. La abstención sería achacada a la dejadez, al pasotismo o a la indiferencia del país.

·         Voto en blanco: El voto en blanco, ha sido bandera en muchos países del descontento de los ciudadanos. Como validez práctica, no cuenta con ninguna. Podría parecer también la opción ideal; conseguiríamos llamar la atención de los políticos respecto al descontento de la sociedad. Pero descarto esta opción por los siguientes motivos: A pesar de todo, el voto en blanco está, según la ley orgánica 5/1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, en su artículo 96, punto 5 como: “válido, el sobre que no contenga papeleta y, además, en las elecciones para el Senado, las papeletas que no contengan indicación a favor de ninguno de los candidatos". Es por ello que, a pesar de no tener ninguna influencia política, al contabilizarse como un voto válido, entra en el juego del sistema electoral y, como este está corrupto desde sus bases en cierto modo contribuye a su perseveración.

·         Voto nulo: El voto nulo, desde un punto de vista pragmático, tiene la misma influencia que el voto en blanco: ninguna. Pero la diferencia fundamental, está en que el voto nulo no es considerado válido, por lo tanto vulnera el sistema electoral. Se ríe de él. Votar en nulo es saltarse las reglas, saltarse lo establecido y, para mí es la verdadera protesta. Si queremos cambio, no podemos hacerlo mediante anticuados instrumentos. Hay que inventar cosas nuevas y despreciar lo anticuado.

Es por ello que convoco a la rebeldía, a la insurrección, a la sublevación. Y en los últimos meses, la imagen que ha representado estas tres palabras en todo el mundo ha sido la de un extraño y nuevo movimiento. Anonymous ha inventado una nueva forma de protesta. La ciberprotesta, los cibermovimientos, la lucha contra las injusticias sin necesitar un líder. El líder es el pueblo, cada uno de las personas que lo componen son un líder en potencia.

Así que hagámonos oír, introduzcamos en el sobrecito de las siguientes elecciones un papel que contenga la foto que se muestra a la izquierda. El sistema electoral no le dará ningún valor práctico a nuestros votos, pero si logramos que estos sean un número considerable, apareceremos en los medios, nos haremos escuchar y, con un poco de suerte, inspiraremos a muchos más de nuestros semejantes.


Necesitamos un cambio. Y lo queremos ya.
No vamos a entrar en su juego.
Nos vamos a rebelar.




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